24/08 al 15/09
Inaguración: jueves 24 de agosto a las 20,30
Centro Cultural Eugenio Flavio Virla de la U.N.T.
25 de mayo 265
Horarios: lun a sáb a 14,00 y de 14,00 a 21,00 hs – dom 18,00 a 21,00

 

 

 

 

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MAR DEL PLATA ¿INFIERNO O PARAISO?

Ataúlfo Pérez Aznar

Argentina


Algunas notas periodísticas sobre el autor y su obra:

Marcos López para Página 12 / 2006. Aguas de marzo: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-3045-2006-06-08.html

Silvia Mangialardi. “Ataúlfo Pérez Aznar. Las Cosas”. FOTOMUNDO Nº 363, julio 1998, págs. 22-26 (5 fotos).

Ataúlfo suele mostrarnos eso que no preferimos ver, ni pensar, ni recordar. Por eso su interpretación de las cosas resulta a veces inmensamente cruda, burlona y hasta despiadada.
Pero en su obra, la ironía es solo lo anecdótico y es condición trasponerla para empezar a adentrarnos en ella.
Ya repuestos del impacto del impacto que nos generan sus imágenes, podremos encontrarnos con la metáfora y sus múltiples significados.
Sutilmente, o con dureza, Ataúlfo despliega su visión antropológica, para pasearnos por un paisaje humano donde siempre encontramos los efectos de la presencia del hombre, las huellas de sus actos, de su cultura.
Porque él no fotografía objetos que nos sean indiferente, apunta rigurosamente sobre las cosas en las que esté presente el alma del hombre: la vida y la muerte: Y rescata esas imágenes para liberarse y liberarnos de los fantasmas, de los miedos, convencido de que es más probable disfrutar de la vida si estamos conscientes del valor que le es conferido por la muerte.
Sus fotos tienen una profundidad compleja. Sin opiniones formadas del mundo en que vivimos, nos quedamos afuera. Es la posición que el observador ha tomado en la vida lo que permite establecer un diálogo con la obra. Y allí están los límites, en los que miramos.

Amilcar Moretti. “Pérez Aznar expone en La Habana”. EL DÍA, tercera sección, martes 27 de julio de 1999. pág. 4 (1 foto).

Pérez Aznar expone en La Habana

No es la primera vez que anda con sus obras por otros lugares del mundo. Centroamérica ya lo conoce. Estuvo en Panamá. Ahora Ataúlfo Pérez Aznar un platense natural de La Plata, con sangre de La Plata, con mirada de trasgresor de La Plata de los pocos que quedan en el territorio provinciano-, está con sus fotos en La Habana, durante julio y agosto. La Fototeca de Cuba lo invitó especialmente y para allá se fue el hombre local en cuerpo, ánimo y 44 de sus imágenes.
Para algunos puede parecer un malicioso empedernido, pero Pérez Aznar arriesga la suya, a veces contra la corriente. No llevó para mostrar afuera fotos “lindas”. En realidad, su creatividad no está ligada al arte “lindo”, decorativo, para ilustrar paredes del comedor de las amas de casa de los barrios sencillos, como Dios manda. El arte las fotos- de Pérez practica lo que algunos han llamado feísmo, esto es, son parecen- “feas”. En el colmo del simulacro, un fotoclubista declaraba hace poco muy suelto de cuerpo que “entre la verdad y lo lindo, elijo lo lindo”. Bueno, Pérez hace lo opuesto: elige la verdad, “su” verdad, la que él ve cuando mira a través del visor de la cámara.
Por eso, las fotos que miran estos días los habaneros en el malecón y entre las palmeras, mientras se toman un mojito, son los de la muestra “Mar del Plata: ¿infierno o paraíso?”. Claro, como se sabe, no está el glamour ni el simulacro de la ciudad costera, la Perla del Atlántico, ni sus brillos ni gente fashion con silueta light que aparece en los semanarios de moda. Nada de eso. Para Pérez Mar del Plata es desde hace años una ciudad que en los veranos convoca a gente de todos los puntos del país, y también del extranjero, muchas veces provincianos que nunca han veraneado, que nunca han visto el mar y que consideran que la suma de todas las virtudes y lo excelso está en ese bello y populoso centro turístico a 400 kilómetros al sur de la metrópoli.
“Mar del Plata: ¿infierno o paraíso?” tiene un mensaje claro. No figuran en él los cuerpos modelados ni las bikinis supersintéticas de rubios y rubias superbronceados. Hay, sí, mujeres excedidas de peso, ancianos que viajan con el austero PAMI, adolescentes que no tienen un peso en el bolsillo y por las noches duermen en la playa. Es como si se confundiera el paraíso con el infierno: ¿van a disfrutar o a padecer? Presuntamente lo primero, porque para el que no tiene nada o tiene muy poco, para el que carece de ese “buen gusto” con que arbitrariamente se ilusiona cierta clase media, el simple hecho de ver el mar y poder mirar las luces del centro marplatense, entre el gentío, o recorrer las playas atestadas, cuidando de no pisar algún cuerpo puesto al sol, entre sombrillas y olor a bronceador, esquivando a la gente que juega a la pelota paleta y el griterío vendedores de panchos, es como tocar el cielo con las manos, aunque el estómago arda de hambre y los hombros quemen con sus ampollas. Pérez Aznar está en La Habana. Fidel, si se hace un lugar, podrá apreciar cómo intenta disfrutar el verano una parte de los argentinos. un poco vulgares, otro poco feos, un poquitín ruidosos, sin pudores para exhibirse con la panza hinchada, el grito fácil y la cumbia fuerte. Castro, mientras trata de mantener el socialismo como sea, pensará que muchos connacionales por un rato pueden mirar las fotos del platense y alejar los ojos de la absorbente Miami.