En
veinte años de profesión he tenido muchas veces
los mismos interrogantes: ¿Qué pasa con esas imágenes
que el fotoperiodista toma, cuando llega y se va, obligado por
las urgencias de la "actualidad"? ¿Qué
pasa cuando esas imágenes que otros verán, a partir
de una determinada puesta en página o criterio editorial,
no coinciden con los intereses del fotógrafo o con la "realidad"
de lo fotografiado?
Muchos
fotoperiodistas han zanjado estas cuestiones dedicándose
a la realización de ensayos, historias que exigen del trabajo
fotoperiodístico mayor compromiso, conocimiento y convivencia
con los hechos o personajes fotografiados.
Seguramente
estos trabajos, cuando llegan a la gente, lo hacen de una manera
acorde a la línea trazada por el propio autor, definitivamente
más cercana a sus intereses y a la "realidad "
de lo fotografiado. Pero, aún así, cuando los receptores
ven estas imágenes, a través de publicaciones, libros
o exposiciones, están de alguna manera condicionados por
la visión del fotógrafo. Sigue estando presente
el espacio entre el lugar de la emisión y el de la recepción.
En
el caso de "Artillería Pesada", la mayor satisfacción
es haber logrado que los que miren las fotos lo puedan hacer donde
fueron tomadas. Que los protagonistas sean los fotografiados,
más allá de las imágenes. Que la gente que
ve las fotos sienta el clima, los olores y la luz en las que fueron
captadas.
Esta
muestra pretende eso: sacar las fotografías de los lugares
habituales y trasladarlas al ambiente donde esas imágenes
fueron generadas. Quizás sea la manera de devolverle el
protagonismo a lo fotografiado.
El desafío es que esta experiencia establezca un vínculo
directo entre los que miran las fotografías y los que aparecen
en ellas, dejando al fotógrafo el papel de nexo entre ambos.
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