LA
MASACRE EN EL MOZOTE: VEINTE AÑOS DESPUÉS
El
Salvador 1981 2001
Desde
1998, colaboro con el Equipo Argentino de Antropología
Forense (EAAF). En octubre del año 2001, viajé a
El Salvador para documentar el trabajo del EAAF durante las exhumaciones
e identificaciones de las víctimas de la masacre de El
Mozote. La vivencia con los familiares me permitió entender
como el involucramiento es esencial para la identificación
de las víctimas mediante la lectura de los restos óseos
y la reconstrucción histórica de los hechos.
Muchas
familias fueron desplazadas durante el conflicto en El Salvador
durante la década de los años ochenta. La paz en
su tierra hoy significa encontrarse con un silencioso balance
para lidiar con la pérdida de sus seres queridos, enterrados
en fosas clándestinas hace mas de veinte años, aún
cercanas a sus casas. El proceso de identificación de las
víctimas mediante el uso de técnicas científicas
forenses que permitan la restitución de los restos a los
familiares es esencial para la restauración de un orden
social.
La
historia de la masacre en El Mozote y los mas de veinte años
de investigación, ofrecen pautas únicas sobre la
transformación del movimiento de derechos humanos. La batalla
por esclarecer los hechos ocurridos en Morazán que se llevó
a cabo tanto en El Salvador como en Estados Unidos en la década
de los años ochenta, formó el modus-operandis del
movimiento de derechos humanos al comprometerse en la ciudadosa
documentación de los hechos.
Entre
el 6 y el 16 de diciembre de 1981, las fuerzas armadas salvadoreñeras
iniciaron una ofensiva a gran escala, llamada "Operación
Rescate", en la departamento de Morazán, al noreste
de El Salvador. El propósito de esta operación,
liderada por el batallón élite de contrainsurgencia
denominado Atlacatl, entrenado por Estados Unidos, era forzar
la salida de las tropas de la guerrilla del área, destruir
su estación de radio clandestina, y eliminar cualquier
apoyo que tuvieran entre la población civil. Durante ese
período, el ejército salvadoreño habría
asesinado aproximadamente unos ochocientos civiles en seis aldeas
vecinas.
Según la investigación conducida por Tutela Legal
-una organización de derechos humanos establecida en 1980
por el entonces Arzobispo Oscar Romero, mas del 40 por ciento
de las víctimas eran niños de menos de diez años.
A
comienzos de la década de los ochenta, había poca
información disponible para el público salvadoreño
sobre la naturaleza y mecanismos de las operaciones militares
en las áreas rurales. Ya no había más prensa
de oposición y la información disponible era estrictamente
controlada por las fuerzas armadas. Solamente un diario informó
sobre la "Operación Rescate" mientras ocurría.
Tanto la Cruz Roja Internacional como la prensa se les impidió
el acceso a la zona. La radio de la guerrilla, Radio Venceremos,
informó sobre las masacres recién a finales de diciembre
de 1981.
El
27 de enero de 1982 la comunidad internacional se enteró
de lo sucedido en El Mozote gracias a los relatos de los periodistas
Alma Guillermoprieto, Raymond Bonner y la fotógrafa Susan
Meiselas, quienes publicaron sus relatos y fotografías
en el Washington Post y en el New York Times. Esos relatos se
basaban en inspecciones personales del lugar y en entrevistas
con los sobrevivientes, como Rufina Amaya.
Las
noticias de la masacre encendieron un intenso debate en el Congreso
de los Estados Unidos, en el momento en que se discutió
la renovación de la ayuda militar a El Salvador. Tanto
el gobierno salvadoreño como el Departamento de Estado
norteamericano declararon que habían existido operaciones
militares en el área, pero lo que ocurrió en El
Mozote fue "un enfrentamiento entre el ejército salvadoreño
y las tropas guerrilleras". Como no había evidencias
de la masacre, argumentaban que los informes eran producto de
la propaganda guerrillera.
El
día después de que los relatos sobre las masacres
fueron publicados en el Times y el Post, la administración
Reagan certificó que el gobierno salvadoreño estaba
"haciendo un esfuerzo concertado para cumplir con los derechos
humanos internacionalmente reconocidos" y estaba "logrando
un control sustancial sobre todos los elementos de sus propias
fuerzas armadas como para terminar con la tortura indiscriminada
y el asesinato de ciudadanos salvadoreños". Ambos
gobiernos rehusaron apoyar posteriores investigaciones del incidente,
sacándolo así de la atención pública
por los años siguientes.
A
pesar de la falta de voluntad de ambos gobiernos para investigar
lo ocurrido, grupos de derechos humanos y habitantes de Morazán,
incluyendo a los sobrevivientes y a los parientes de las víctimas,
continuaron presionando para que se realizara una investigación
completa de lo sucedido en El Mozote. En 1989, a pedido de organizaciones
locales de Morazán, Tutela Legal comenzó una extensa
investigación sobre la masacre. El 26 de octubre de 1990,
Tutela Legal elevó un escrito inicial en nombre de los
sobrevivientes de la masacre ante el juez Federico Ernesto Portillo
Campos en San Francisco Gotera, Morazán, contra el Batallón
Atlacatl.
A principios de 1992, poco después de que el gobierno salvadoreño
y el FMLN firmaran los acuerdos de paz para terminar con la guerra,
Tutela Legal invitó al Equipo Argentino de Antropología
Forense (EAAF) a colaborar con su investigación de la masacre
en El Mozote y bajo los auspicios de la Comisión de la
Verdad de Naciones Unidas, EAAF exhumó sólo una
fosa común en El Mozote y recuperó los restos de
147 individuos, de los cuales 131 eran niños menores de
12 años.
El
informe del EAAF fue una de las principales bases para que la
Comisión de la Verdad de Naciones Unidas concluyera en
1993 que el ejército salvadoreño había cometido
una masacre en El Mozote y cinco aldeas vecinas resultando en
la muerte de al menos 500 personas y probablemente mas.
Sin embargo, unos pocos días después de que la Comisión
presentara este informe, la legislatura salvadoreña aprobó
una ley de amnistía que, no solo impedía presentar
acusaciones contra los violadores de derechos humanos, sino que
fue interpretada en ese momento como clausura a cualquier otra
posibilidad de investigación, incluyendo exhumaciones en
el caso de El Mozote.
A
pesar de la ley de amnistía, los familiares de las víctimas
de la masacre de El Mozote y de otros incidentes referidos a violaciones
de los derechos humanos en El Salvador, continuaron demandando
la realización de investigaciones. Finalmente se produjeron
cambios en el clima político y la Corte Suprema salvadoreña
se hizo más proclive a llevar a cabo investigaciones referentes
a violaciones de los derechos humanos.
En respuesta a las demandas de los familiares, Tutela Legal comenzó
una vez más el proceso para solicitar el permiso para la
realización de nuevas exhumaciones en El Mozote. Finalmente
el EAAF pudo realizar exhumaciones nuevamente entre el año
2000 y el 2003.
Muchas
veces me he preguntado porqué los familiares continúan
exgiendo la recuperación de sus seres queridos, veinte
años después de su muerte. Pero no hay una solo
respuesta. Sin duda, la identificación de los restos permite
a los familiares que vivieron la masacre, encontrar un cierre.
Solo después, los habitantes de Morazán podrán
recrear un sentido de comunidad. Con estas fotografías
espero transmitir las complexidades de alcanzar la paz en la ausencia
de la guerra.
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