Amigo y colega. Todos perdimos algo con la pandemia. A nosotros nos tocó perderte a vos. Tiempo, vida. Buscarte en la calle para compartir una charla antes de arrancar una cobertura y no encontrarte. Cualquier excusa para un asado. Fuiste una amalgama que hacía que colegas que no se hablaban entre sí compartieran una mesa si vos estabas presente.
La Bienal Argentina de Fotografía Documental, como institución, como entidad, pero sobre todo como un colectivo en permanente movimiento que ama la fotografía, elige recordarte con tu proyecto sobre el Pozo de Vargas*. Porque tus ojos claros se detuvieron para registrar el horror. Por el tiempo que le dedicaste. Por la investigación que acompañó a la toma de fotografías. Por tus charlas con las familias de las víctimas y los peritos que ahí trabajaron. Por tu valor para descender allí donde no había luz. Por tus búsquedas estéticas. Por tu insistencia. Por tu compromiso con la memoria. Por tu amor.
Tantas veces quedamos en juntarnos para editarlo. Y de tanto prometernos, nos quedamos en el camino. Acompañados hoy de tus chicas (Karina, tu esposa; y tus hijas, Ayelén y Luciana), tuvimos que arremangarnos y seguir con la tarea que, sin querer, nos encomendaste.
Qué lindo sería tenerte aquí, abrazarte y felicitarte.
Entendemos que este es tu legado que nos dejás como fotógrafo documental. La edición que presentamos aquí es sólo una propuesta. Seguramente se podrán hacer otras lecturas de tus archivos. Y bienvenidas sean.
Diego Aráoz